Cómo explotaron los gasoductos Nord Stream según el único periodista que visitó el lugar del sabotaje
Unas de las noticias geopolíticas de la década es, sin lugar a dudas, el atentado contra los gasoductos Nord Stream 1 y 2 que conectaban el gas de Rusia con la industria alemana. No solo por sus implicancias en términos de escalada bélica, sino también por las consecuencias sociales y económicas que han desencadenado en el principal motor de la economía europea, Alemania.
El atentado sigue sin culpables, ni investigaciones conclusivas. Como toda conspiración orquestada por el poder, todavía abundan las dudas y las versiones a medias sobre lo ocurrido. La teoría del periodista estadounidense Seymour Hersh señala a la Administración Biden como responsable del atentado, mientras que otra, surgida de una investigación alemana, apunta a un velero utilizado por buzos ucranianos bajo la orden del exjefe de las Fuerzas Armadas de Kiev, Valerii Zaluzhnyi. Unas de las últimas novedades es el anuncio del cierre de la investigación de la Fiscalía sueca sobre el atentado por falta de “pruebas concluyentes que indiquen el involucramiento del país en el sabotaje”.
¿Pero qué pasó? ¿Cómo fue el atentado? Hay varios indicios según Jeffrey Brodsky, el único periodista que visitó los cuatro lugares de las explosiones en los gasoductos Nord Stream 1 y 2. Brodsky partió hacia la escena del crimen, ocho meses después del sabotaje, en una expedición marítima junto al ingeniero sueco Erik Andersson, su hija Agnes y el capitán de un barco sueco. En su travesía, obtuvieron imágenes del lugar de las explosiones, con un sonar y un dron submarino, que después utilizó para consultar a diversos expertos sobre cómo se realizó el atentado. Por lo que sus hallazgos son interesantes y nos acercan a la verdad.
En esta entrevista cuenta cómo fue su atravesía y con qué se encontró al visitar los lugares del atentado. Si te interesa leerla completa y apoyarme, te recomiendo que te suscribas con un 35% de descuento para hacerlo. Este sábado saldrá la primera clase del videoensayo sobre los dos años de la guerra en Ucrania, donde se abordará la amenaza de un conflicto nuclear entre Estados Unidos y Rusia.
También puedes apoyar a Jeffrey Brodsky en su newsletter y escribirle a través de esa vía ( o su cuenta de Twitter) si te queda alguna duda. Sin más, los dejó con la entrevista.
En una de tus crónicas narras que se encontraron con varias cuestiones bastante extrañas durante la expedición hacia los gasoductos Nord Stream.
En nuestra travesía pasamos entre cuatro y cinco días en alta mar. Emprendimos el viaje en un barco bastante pequeño por lo que tardamos bastante tiempo. Para hacerla, además, pedimos permiso a las autoridades marítimas, tanto daneses como suecas, ya que las zonas de las explosiones están en zonas exclusivas de los dos países. Pero una cosa rara que nos ocurrió es que aunque pedimos todos esos permisos, durante el viaje contactaron con nosotros como si no tuvieran constancia de que nosotros habíamos pedido permiso y se nos lo había concedido.
Al final nos permitieron seguir y tuvimos éxito. El propósito de la expedición fue conocer la cantidad de explosivos que se utilizó en el ataque. También saber el tipo de cargas que se usó y cómo se colocaron las bombas. El Nord Stream 1 y Nord Stream 2 son dos gasoductos que cuentan cada uno con dos tubos. En total, por ende, son cuatro. Tres de los cuatro fueron volados por lo que hay uno que quedó sin ser dañado. Descubrimos por qué.
Primero, en la madrugada del día 26 de septiembre en la zona exclusiva danesa y sueca, la más cercana a la isla danesa Bornholm, se detonó una bomba en la línea A de Nord Stream 2. A las 17 horas, se detonaron tres más; dos de ellas, a 80 kilómetros de distancia, en el tubo A y B del Nord Stream 1 y una tercera, por error, de nuevo en el tubo A del Nord Stream 2.
Ustedes tardaron varios días en ir de un lugar a otro en la explosión, quiere decir que las personas que pusieron esta colocación de estas bombas tenían por lo menos algún tipo de transporte marino con cierta velocidad , o trabajaron en coordinación con otros grupos.
No lo sabemos. Lo que sí descubrimos son inconsistencias entre lo informado por los medios y lo que sucedió. En un principio, afirmaron que se había utilizado un mínimo de 500 kilogramos de explosivos para el atentado. Pero no fue así. El barco de nuestra expedición iba equipado con un dispositivo sonar y también con un dron submarino por lo que obtuvimos bastantes imágenes de los hoyos que dejaron las explosiones. Imágenes que el público nunca había visto antes.
Parte de ellas, las compartí con algunos expertos: una persona que participó en operaciones encubiertas parecidas a las del Nord Stream, otra que pertenecía a los Equipos Tierra, Mar y Aire de la Armada de los Estados Unidos (SEALS) , también el CEO de una una compañía de ingeniería de explosivos, y una última que trabaja para las Naciones Unidas como perito de atentados terroristas, alguien que suele visitar los lugares de atentados para realizar análisis forenses.
(Nota de autor: el periodista cita en sus artículos a Peter Shelley, director director de OnePoint4, empresa especializada en ingeniería de explosivos, Chuck Pfarrer, un ex SEAL de la Marina de los EE. UU. que sirvió como líder de escuadrón del equipo SEAL Six, Mike Vining, un técnico retirado de desactivación de artefactos explosivos del ejército de EE. UU. y operador de élite de las Fuerzas Especiales, y Charles O'Connor, ex SEAL de la Marina de los EE. UU. y técnico Master en Demolición. Todos sus artículos pueden leerse aquí en español).
El hoyo de la explosión del tubo A del Nord Stream 2 en la zona sueca tenía un ancho de 2,5 metros y una altura menor a uno. Para los expertos esto demuestra que se utilizó una cantidad pequeña de explosivos para que el gas de los tubos funcionara como una especie de bomba de gasolina que volara todo. En los medios se sostuvo además que las bombas fueron colocadas encima de los tubos. Pero eso no fue así; según nuestros datos e imágenes, los autores las pusieron al lado de los tubos y enterradas en el lecho marino. ¿Qué nos indica esto? Que fue obra de un buzo, no de un dron submarino ni un submarino, como se puede apreciar en nuestros videos del tubo A del Nord Stream 2.
Lo que da una pista de quién y cómo se llevó a cabo la operación.
Luego, está el tipo de carga. En los grandes medios se reportó de forma errónea que las cargas eran huecas. Éstas dejan un corte limpio, recto, como si alguien hubiese usado una sierra o una tijera para detonar los gasoductos. Pero si observamos, las imágenes del tubo A del Nord Stream 2, el daño es más parecido al de un hoyo, como si hubiese un circulo en el tubo en vez del rastro de una sierra o una tijera. Esto nos indica que las cargas no fueron huecas, sino que se empleó lo que se llama bloques de explosivos, algo mucho más rudimentario y simple de usar. Si, además, se miran los cuatro lugares de las explosiones, el daño, que se ve, no fue causado por las bombas sino fue el resultado del gas liberado de las tuberías de forma violenta y rápida.
Para comprenderlo hay que pensar en una manguera de un jardín. Si la llenamos de agua con mucha presión y la soltamos de golpe, ¿Qué pasa? Explota y se mueve muy rápido como si fuera una serpiente. Ese fue el movimiento rápido y violento que provocó que los tubos de los gasoductos se partieran luego de las explosiones provocadas por el autor, o los autores, de los atentados.
Provocaron la ruptura de los caños con una carga explosiva menor. Lo que generó el gasoducto se rompiese y explotase. Todos pensamos en aquel momento que las burbujas grandes que se vieron en un primer momento habían sido producto de grandes explosiones.
Algo que dijiste al pasar es que la segunda detonación en el Nord Stream 2 fue producto de un error. ¿Por qué?
Diecisiete horas después de la primera explosión, una nueva bomba explotó en el tubo A del Nord Stream, pero lo no partió ni rompió porque el gas ya se había escapado con la primera detonación. Lo que dejó fue un hoyo en el lecho del mar. La clave está en esta línea porque es ahí donde se puede divisar el daño causado solo por las bombas, y no por la rápida despresurización del gas.
Estas tuberías son de acero y sus paredes tienen un grosor de unos 4 centímetros y están recubiertos por entre 6 y11 centímetros de hormigón armado según el lugar. Pero cada tubo posee varias juntas a lo largo del tubo donde solo hay espuma de poliuretano recubierta de chapa metálica. Si alguien quería destruir estas tuberías, lo que debía hacer era colocar las bombas en juntas porque son mucho más débiles y fáciles de dañar. Y así fue que ocurrió según las imágenes que obtuvimos con el sonar de nuestro expedición.
Por lo que contas se pudo haber usado un equipo mínimo con cargas explosivas pequeñas en lugares exactos y precisos para provocar la destrucción parcial o total de los tubos. Pero en el medio hubo errores humanos.
No sabemos cuánta experiencia tenían los autores ni tampoco si eran expertos o no. Pero sí que conocían donde estaban las juntas. Algo que sabían muchas personas. ¿Por qué? Porque su ubicación aparece en página web de la compañía Nord Stream AG, donde hay PDF y datos técnicos de los gasoductos, como por ejemplo, donde están las juntas.
También es cierto que hubo un error humano porque los autores del atentado es posible que hayan tenido problemas con su brújula. En el lecho marino de mar Báltico hay enormes cables eléctrico cerca del lugar de las voladuras de los Nord Stream. Cables que tienen el potencial de distorsionar el campo magnético de la Tierra y provocar lecturas erróneas en las brújulas. En nuestra expedición, el operador del dron submarino, por ejemplo, pensaba que iba en una dirección, pero resultó que iba en otra por errores de lectura. Lo mismo le pasó a otra expedición organizada por la BBC que se vio imposibilitada de encontrar el lugar de las explosiones. Solo obtuvieron imágenes del daño a las tuberías.
Esto es importante porque en la zona de las explosiones del Nord Stream 2, los tubos A y B están separados por unos 50 metros. Entonces, fácilmente, un buzo desorientado, envuelto en el mayor acto sabotaje del siglo, pudo haberse perdido y colocado dos cargas explosivas en el mismo tubo, el A. Al problema de la brújula hay que agregarle que cuando un dron, o un buzo, se acerca al lecho marino se levanta una nube de barro que afecta la visibilidad.
Lo más lógico hubiese sido no volver a explotar el mismo tubo sino explotar el que está al lado, el B, que quedó intacto.
¿Y con qué te encontraste cuando recogieron los sedimentos de las explosiones del Nord Stream 2 y mandaste a analizarlos en un laboratorio?
En nuestra expedición enviamos una maquina al fondo del bar para que recogiera los sedimentos. Uno de los objetivos era recogerlos del lecho marino y hacerles un análisis químico para identificar el tipo químico de explosivos usado. Pero me encontré con varios problemas. Como vivo en España, me contacté con entre 10 y 15 laboratorios que ganan dinero con estos análisis. Uno de los expertos que consulté me recomendó uno donde realizaban el estudio que necesitaba. Así que lo contacté, pero me rechazaron porque según ellos, no hacían este tipo de trabajos. Sabía que no me decían la verdad porque en su propia página web anunciaban ese tipo de servicios.
Luego, intercambié varios mails con un laboratorio en Dinamarca y estaba a punto de viajar allá para entregar las muestras. Pero, justo antes de tomar un avión, me mandaron un mail donde decían que lo sentían pero no me podían ayudar. No me dieron ninguna explicación del porqué. Lo mismo pasó con otros laboratorios. Parecía que ninguno quería mi dinero.
Al final encontré uno en Alemania al que entregué las muestras después de rellenar una serie de papeles. Después del plazo de quince días laborables que habían dado para entregar los resultados, llamé para preguntar sobre el estado de los análisis porque no había perspectiva todavía de que fueran entregados. Y su respuesta fue qué no tenían constancia de que alguien con mi nombre haya entregado las muestras. No sabían ni quién era, ni dónde estaban mis muestras. Hasta que, luego de varios mails, las encontraron y me dijeron que nunca las habían sacado del frigorífico de la oficina. Así que volví a llenar los mismos formularios y de nuevo, me anunciaron que los resultados estarían en quince días.
Después de ese plazo, el análisis químico no detectó ningún rastro de explosivos en las muestras. No sé si no tenían ningún intereses en ayudarme o si sucedió algo más.
También las muestras se recogieron del lecho marino del mar Báltico ocho meses después del sabotaje. Hay corrientes que podrían haber dispersado cualquier resto de explosivo. Hay otros análisis químico que a lo mejor hubiesen dado resultados distintos. Pero los diez expertos a los que consulté me recomendaron pedir el que dio negativo.
En uno de tus artículos también hablas de la posibilidad de que las autoridades suecas hayan limpiado la escena del crimen.
Hay tres países que están investigando el sabotaje: Suecia, Dinamarca y Alemania. Los investigadores suecos han estado dos veces en por lo menos uno de los lugares de las explosiones dos veces ¿Cómo lo sabemos? Porque en las primeras imágenes, después de las explosiones, se ven muchas partículas, restos de las tuberías. Y luego, a los diez días, otras filmadas en el mismo lugar ya no muestran nada de esto. Los suecos, es posible, que hayan limpiado el lugar en, al menos, dos ocasiones.
La investigación del periodista Seymour Hersh sostiene, a partir de una filtración de fuentes de inteligencia, que los explosivos fueron colocados por buzos de la Marina estadounidense cuando participaron, unos meses antes, en un ejercicio marítimo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en el Báltico. Las autoridades noruegas, danesas y suecas se supone que están involucradas en el encubrimiento.
Hersh afirma además que un avión de vigilancia Poseidón, detonó las cargas explosivas cuando atravesó las líneas de los gasoductos. Y que todo fue ordenado por una comisión adhoc armada por el el jefe del Consejo de Seguridad Nacional de Biden, Jack Sullivan, y los servicios de inteligencia, principalmente la CIA.
La otra teoría, sostenida por los medios y la justicia alemana, es que un velero llamado Andromeda fue alquilado por una empresa ucraniana y partió desde el puerto alemán Rostock hacia la isla danesa de Bornholm, donde ocurrió el sabotaje. La tripulación del barco, compuesta por un capitán, dos buzos, un asistente de buceo y un médico, habría colocado las bombas antes del 26 de septiembre. Según un informe de inteligencia militar de Países Bajos, fechado en junio de 2022 antes del sabotaje, el por entonces jefe de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valerii Zaluzhnyi, ideó un plan para que seis buzos comandos ucranianos pusieran los explosivos durante el ejercicio de la OTAN, Baltops.
Los investigadores alemanes cuando allanaron el yate Andromeda se encontraron con rastros de explosivos y pasaportes falsos. Uno de los supuestos involucrados era un soldado llamado Valeri K de la 93.ª Brigada Mecanizada del ejército ucraniano.
¿Cuál es tu opinión sobre estas teorías?
Como periodista mi trabajo es investigar y compartir con el público mis resultados. No opinar. Mis hallazgos indican que esta operación es menos sofisticada y menos complicada de lo que se pensaba de forma previa. Entre los responsables, descarto a Rusia porque no tiene ningún sentido que lo hiciera. Quedan dos teorías con sus respectivos responsables: una que responsabiliza a Estados Unidos y otra que culpa a Ucrania. No sabemos quién fue, pero si se pueden decir varias cosas. Estados Unidos desde el principio, en tiempo real, sabía, y sigue sabiendo exactamente, ¿quién? ¿Cómo y cuándo se realizó este sabotaje?
¿Por qué? Estados Unidos posee un sistema integrado de vigilancia submarina, situado en lugares de los océanos y mares del mundo. Y uno ellos está en el mar Báltico. ¿Quién ayudó a construir este sistema en el Báltico? Los suecos, los mismos que se supone llevan a cabo una investigación imparcial. Este sistema está compuesto por sensores acústicos que analizan el sonido de los motores de los buques de superficie y submarinos. Es decir que en el momento en el que un submarino o un buque enciende su motor, Estados Unidos es capaz de identificarlo de forma inmediata.
(Nota de autor; los periodistas alemanes, que viajaron en el Andrómeda por El Báltico, sostienen habría sido difícil, pero posible, que se usara su vela para acercarse a los lugares del sabotaje. En su travesía usaron el motor diésel 75 de la embarcación para poder moverse por El Báltico, según un reportaje del Der Spiegel)
Hay quienes dicen que se llevó a cabo este sabotaje desde un barco pequeño, un velero, que se llama Andrómeda. En teoría un velero no necesita motor porque se mueve con su vela. Pero sabemos que estos lugares de explosiones están separados por unos 80 kilómetros. Entonces, si Andrómeda encendió su motor en cualquier momento, Estados Unidos hubiera podido identificarlo de manera inmediata. Washington no tiene ningún interés en decir públicamente quién hizo este sabotaje. Incluso rechazó cualquier tipo de investigación de la ONU.
¿Qué te comentaron los expertos cuando les mostraste las imágenes y le consultaste acerca de la posibilidad de que un velero como Andrómeda fuese usado en el sabotaje?
La opinión de los expertos no es unánime. Compartí los datos de nuestra expedición con el exjefe del escuadrón Team Six de los SEAL, Navy SEAL de la Armada Estadounidense, que son los equipos de Tierra-Mar de los Estados Unidos. También con un técnico experto en demolición, un técnico retirado del ejército estadounidense especializado desactivación de las explosiones, un operador élite de las fuerzas especiales, y con un director gerente de una empresa de la ingeniería de explosiones. La mayoría de estas personas me dijeron, Jeffrey, imposible. Para esa operación se necesitó una Armada con un buque grande y con personas muy experimentadas en estas misiones.
Por otro lado, hay personas que sostienen que es difícil pero viable. Para graficar su visión se puede poner como ejemplo el barco en el que viaje en la expedición. Por lo general, se utiliza para varias cosas, entre ellas el traslado de buzos para que observen los buques hundidos en el Mar Báltico. Muchos de estas embarcaciones se encuentran a 80 metros de profundidad. Entonces, lo que dicen las personas, dedicadas a estos viajes, es que serían capaces de trasladar buzos para hacer inmersiones parecidas a las hechas por las personas que pusieron los explosivos en el Nord Stream.
Pero también está lo que dice Seymour Hersh sobre que un avión Poseidón sobrevoló por los gasoductos para detonar los explosivos luego de que buzos de la Marina estadounidense los colocaran.
Con Hersh intercambié varios correos porque quería conocer su opinión sobre por qué uno de los cuatro tubos no fue volado. Según él, los buzos no tuvieron el tiempo suficiente para colocar las bombas. Hersh ha dicho en algunas entrevistas que había dos bombas para cada tubo. En total, ocho. Según nuestros datos había una por cada tubería. También los movimientos de aviones, que sobrevolaron las tuberías, no se han podido comprobar. No quita que pueda tener razón. Porque, aunque su reportaje tiene algunos errores, que son detalles, no quiere decir que su teoría no sea correcta. Es un reportaje y una operación muy compleja. El avión militar pudo haber apagado su transmisor para no ser identificado durante el sabotaje.
No puedo afirmar que teoría es correcta: si la de Andrómeda que responsabiliza a Ucrania o la de Hersh que culpa a Estados Unidos. Si recuerdo haber consultado un parlamentario alemán y que me respondiese: "¿de verdad alguien cree que un atentado terrorista, en un mar observado por muchos sistemas de vigilancia diferentes, podría suceder sin que nadie se diera cuenta?”
No fue un atentado en Marte. Fue en el mar Báltico. Es obvio que se está ocultando la verdad del público. Que no hay interés de encontrar a los culpables. La investigación de Suecia, que ha sido cerrado hace pocos días, solo buscaba saber si había infraestructuras suecas que fueron utilizadas para el atentado y si hubo personas que participaron dentro del país. Uno los crímenes globales más importantes del siglo se lo hemos dejado en manos a un país de solo diez millones habitantes.
Nota de autor: los investigadores suecos, después de 16 meses, concluyeron que no tenían competencia en el caso porque los ciudadanos y los intereses de Suecia no habían sido perjudicados. "La conclusión de la investigación es que la jurisdicción sueca no se aplica y que, por lo tanto, la investigación debe cerrarse", argumentó la fiscalía sueca.