Cómo Gran Bretaña persiguió a Julian Assange hasta detenerlo
Cuando hace unos días se cumplieron 20 años de la invasión de Irak no pude de dejar de pensar en Julian Assange, fundador de Wikileaks. Assange hoy está detenido en el Reino acusado de filtrar secretos de Estado luego de un proceso judicial amañado y corrupto.
En distintas entregas de este newsletter contaré lo que ha pasado el fundador de Wikileaks. Algo de lo que sabemos, por ejemplo, es que la Fiscalía británica, The Crown Prosecution (CPS) , destinó 151 mil euros a los abogados que actuaron, en su nombre, en el caso contra Julian Assange, según documentos oficiales revelados por el sitio Declassifieduk.
La oficina actúó como representante del Departamento de Justicia de Estados Unidos, una función que se le asigna en los juicios de extradición transatlántica. Estados Unidos reclama su extradición por 18 cargos de violación a la Ley de Espionaje del país, entre los que se encuentran “robo de información y hackeo”.
La Fiscalía también gastó 29 mil dólares en testigos y expertos, y siete mil en transcripciones. Los números aumentaron aún más cuando los abogados, contratados por la oficina, apelaron la decisión de la jueza Vanessa Baraitser, que rechazó la extradición de Assange por su estado de salud.
“La impresión general es de un hombre deprimido y algunas veces desesperado, que teme de su futuro. Estoy convencida que los procedimientos descritos por EE.UU. no evitarán que el señor Assange encuentre una manera de suicidarse y por esa razón he decidido que la extradición sería opresiva por causa de daño mental“, afirmó en su dictamen.
La información a la que accedió el sitio británico, por supuesto, no tiene en cuenta los gastos en los abogados internos, asistentes legales y el personal administrativo de la fiscalía, destinados al caso contra Assange.
Otra estimación del sitio es que el Estado británico gastó casi 200 mil dólares en el confinamiento de Assange en la cárcel de máxima de seguridad de Belmarsh, que alberga a los presos por “terrorismo”.
Si se le agregan los costos del juicio contra Assange, como el pago a la magistrada y sus empleadas, la cifra supera los 30 mil dólares. Un simple caso ante un tribunal de magistrados, por ejemplo, cuesta más de mil dólares al día.
“Los costos combinados de los tribunales, los fiscales y la prisión utilizados para el caso de extradición de Assange ascienden a 433 mil dólares”, sostiene el portal que solicitó acceso a la información pública sobre el caso.
El Tratado de Extradición, firmado entre Washington y Londres, establece con claridad que Estados Unidos “no tiene que pagar ninguno de los costos relacionados con la extradición de alguien desde suelo británico, aparte del vuelo transatlántico y la traducción de los documentos de extradición, que normalmente se redactan en inglés”.
Pero los gastos judiciales no fueron los únicos de Gran Bretaña.
En noviembre de 2018, la Cancillería británica pagó más de 10 mil dólares en la visita al país del ministro de Defensa de Ecuador, Oswaldo Jarrín. En su visita, Jarrín, según la información oficial, participó de un ejercicio anual de antiterrorismo, realizado por las fuerzas armadas de Gran Bretaña.
En su paso por Londres, Jarrín, nombrado por Lenin Moreno, se reunió con el entonces ministro de las Fuerzas Armadas, Mark Lancaster, y el director de Finanzas de Exportación del Reino Unido, Louis Taylor .
“El ministro de las Fuerzas Armadas, Mark Lancaster, ha disfrutado de un exitoso primer encuentro con el ministro de Defensa ecuatoriano, Oswaldo Jarrin, para fortalecer nuestros lazos”, escribió la cuenta oficial de Twitter del Ministerio de Defensa Británico.
Unos meses antes, Philip Barton, entonces director general de seguridad del Ministerio de Relaciones Exteriores, voló a Ecuador para reuniones “bilaterales” con la Cancillería ecuatoriana. A su regreso viajó a Cheltenham para unos encuentros en GCHQ, una de las agencias de inteligencias más grandes del Reino Unida.
Estos viajes cruzados entre funcionarios y agentes de inteligencia se repitieron dos semanas antes de que Assange fuera expulsado de la embajada de Ecuador en Londres. El 27 de marzo de 2019, Richard Moore, asesor adjunto de seguridad nacional del gobierno de Theresa May, gastó más de cinco mil dólares en un vuelo a Ecuador, según muestran los registros obtenidos por el portal Declassifieduk.
Moore, más de un año después, fue nombrado jefe del MI6, la agencia de inteligencia del Reino Unido.
El contexto de estas reuniones puede leerse en el diario escrito por el entonces canciller británico, Sir Alan Duncan, obtenidos por el portal de investigación. Para marzo de 2018, el funcionario puso al día a la primera ministra Theresa May sobre Ecuador y Assange.
Dos semanas después, anotó en su diario; “Creo que casi llegamos a un acuerdo con Ecuador para sacar a Julian Assange de su embajada en Londres. Han sido necesarios meses de negociaciones delicadas, pero casi casi…”, escribió en su diario.
Los meses pasaron con llamadas a José Valencia, ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, en la que acordaron estar de acuerdo en que Assange salga de la embajada. Pero en enero de 2019, la salida no se había concretado.
“De manera molesta, la salida forzada de Assange de la embajada ecuatoriana se ha retrasado. Los abogados del gobierno de Ecuador ahora dicen que se requiere un decreto presidencial que tomará al menos una semana o dos”, narró por aquellos días.
“El embajador de Ecuador está decidido a sacar a Assange de su embajada, pero el presidente Moreno requiere un empujón final para ser persuadido de presionar el botón”, enfatizó después en su diario.
Para el 11 de abril, día de la expulsión de Assange, Duncan ya sabía lo que iba a suceder. Con rapidez siguió toda la detención del fundador de Wikileaks desde una sala de operaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña.
“De repente, el juego está en marcha: me dijeron que Assange saldrá de la embajada [ecuatoriana] hoy. De modo que dejo todo y me dirijo a la Sala de Operaciones en la parte superior del Ministerio de Relaciones Exteriores. La Operación Pelícano está en marcha, debidamente asistida por un funcionario que lleva una corbata con motivos de pelícano”, escribió.
Luego de ver la transmisión en vivo, Duncan se fotografió con todo su equipo al que llamó Team Pelican.
Dos días después, el canciller puso en contacto al periodista Simon Walters del Daily Mirror con el embajador de Ecuador, Jaime Marchán-Romero, para que compartiera las fotos de la estadía de Assange en la sede diplomática.
El Daily Mirror publicó una “primicia sobre el fétido tugurio de Assange”, en un claro intento de ensuciar su nombre. El artículo firmado por Walters utilizó fotos de platos sin lavar y Duncan acusó a Assange de defecar en las papeleras de la embajada por dos meses.
Unos meses después, en junio de 2019, el propio Duncan organizó una fiesta en su oficina para festejar el encarcelamiento de Assange. A cada uno de los partícipes le dio una foto firmada del día de la detención.
En julio de 2019, el canciller le agradeció en persona a Lenin Moreno, presidente de Ecuador, en un encuentro en el país.
“Le di un hermoso plato de porcelana de la tienda de regalos del Palacio de Buckingham. El trabajo está hecho”, escribió en su diario.
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