Cómo torturaron y persiguieron a Julian Assange
El 23 de marzo de 2022, Stella Morris cruzó las rejas de la prisión británica de Belmarsh solo acompañada por un fotógrafo y cuatro invitados. Llevaba un vestido blanco, donado por la diseñadora Vivienne Westwood, con las palabras “libre”, “tumultuoso”, “noble” bordadas en su cola.
Una decena de fotógrafos y unos cientos de activistas la despidieron con saludos y clics de cámaras. Dentro, los guardias de prisión le cachearon el vestido y le tomaron las huellas dactilares cuatro veces. Le revisaron dentro de la boca, detrás de las orejas, debajo de los pies y en el cabello. Luego, pasó por los escáneres de seguridad con sus hijos, Gabriel de cuatro y Max de tres agarrados de sus manos.
Julian Assange, su futuro esposo, la esperaba junto al capellán católico para casarla en una oficina de la cárcel frente a los guardias penitenciarios y una cámara de seguridad a cargo de vigilar el momento.
“Nos casamos por amor, el uno por el otro, por nuestros hijos y porque la vida de Julian ha estado en suspenso durante demasiado tiempo, robándole años con su familia, y eso es inaceptable”, dijo Stella Morris.
La escena conmovió a millones de personas a lo largo del mundo. La pareja esperaba casarse cuando Assange saliera de prisión. Pero unos días antes, el Tribunal Superior de Londres ordenó que su extradición a Estados Unidos era procedente.
Ninguna foto de Assange, recién casado, fue publicada. Como si sus seres queridos lo quisiesen proteger de la vista pública.
De las torturas a los vericuetos de su extradición
Según Nils Melzer, relator de la ONU para la Tortura, durante su cautiverio, el fundador de WikiLeaks, sufrió un régimen de aislamiento en Belmarsh que puede ser considerado una forma de tortura “psicológica”.
Para Melzer, el sufrimiento progresivamente infringido “como resultado de su prolongado confinamiento solitario, equivale no solo a una detención arbitraria, sino también a tortura y otros tratos o castigos crueles, inhumanos o degradantes”.
“Assange no es un enfermo mental, es un hombre inteligente y resistente. Si ahora sufre de problemas mentales, como una ansiedad constante, es por el abuso que ha sufrido en prisión”, remarcó Melzer en una entrevista a Rusia Today.
“No puedes lograr que alguien se recupere de la tortura, si lo sigues torturando. Eso es exactamente lo que hacen las autoridades británicas; lo aíslan y lo mantienen en un limbo. Si Assange muere en prisión, significará que fue torturado hasta la muerte”, asegura Melzer.
En mayo de 2019, el relator visitó a Assange en la cárcel junto a dos expertos médicos. Su conclusión, por ese entonces, fue similar; que había sido “expuesto a una tortura psicológica prolongada, lo que le ha generado un ansiedad crónica y traumas psicológicos”.
Cuatro años antes, el Grupo de la ONU sobre la Detención Arbitraria emitió un informe en el que concluyó que Assange “fue sometido a diversas formas de privación arbitraria de la libertad, como diez días de detención en la prisión de Wandsworth de Londres, 550 días de arresto domiciliario y la continuación de la privación de libertad en la Embajada de Ecuador en Londres que duró casi siete años”.
En este contexto, a principios de 2021, la jueza británica Vanessa Baraitser rechazó la extradición de Assange por sus problemas de salud mental. En su fallo dijo; “la impresión es de un hombre deprimido y algunas veces desesperado que teme por su futuro. Estoy convencida que los procedimientos descritos por Estados Unidos no evitarán que el señor Assange encuentre una manera de suicidarse. Por esa razón he decidido que la extradición sería opresiva por su deterioro mental “.
La misma jueza, por otro lado, rechazó la posibilidad de que en Estados Unidos enfrente un juicio político, como sostiene su familia y sus abogados.
Pero el fallo fue apelado por la Fiscalía británica, que representa a Estados Unidos, en el Tribunal Superior de Londres. Dicho tribunal tiene magistrados cercanos a los funcionarios británicos que trabajaron en la detención y persecución de Assange. Según Declassifieduk; el Lord Presidente del Tribunal Supremo Ian Burnett, el juez a cargo del destino de Julian Assange, es un amigo personal cercano de Sir Alan Duncan, quien como ministro de Relaciones Exteriores arregló el desalojo de Assange de la embajada ecuatoriana”,
El Tribunal Superior de Londres, por supuesto, ordenó la extradición de Assange por considerar que su salud estará garantizada en Estados Unidos. De inmediato, negó cualquier tipo de apelación para el periodista.
Con esta decisión, la orden de extradición quedó a cargo de la entonces ministra del interior británica, Priti Patel. La ministra es parte del consejo asesor de la Sociedad Henry Jackson (HJS), financiado, en parte, por James Woolsey, exjefe de la CIA de 1993 a 1995. El HJS ha recibido en sus instalaciones a otros jefes de la CIA como Mike Pompeo, David Petraeus y Michael Hayden.
HSJ ha sido una dura crítica de Assange e incluso otro de sus miembros, Lord Arbuthnot, es esposa de una magistrada, Lady Arbuthnot, que intervino en el caso del periodista hasta que dejó de hacerlo por “una percepción de parcialidad”.
El gobierno de Boris Johnson cayó un año después, y aún no se sabe cuál será el futuro de Assange.
El papel de Gran Bretaña en la persecución del fundador de WikiLeaks fue clave. En marzo de 2018, Alan Duncan, ministro de Relaciones Exteriores británico, escribió en su diario; “creo que casi llegamos a un acuerdo con Ecuador para sacar a Julian Assange de su embajada en Londres. Han sido necesarios meses de negociaciones delicadas, pero casi casi…”
Desde la llegada de Lenin Moreno a la presidencia de Ecuador, Duncan habló por teléfono con el canciller ecuatoriano, José Valencia, y varias comitivas británicas visitaron Quito para convencer a las autoridades sobre la entrega de Assange.
Mientras Assange era espiado por una empresa española de seguridad a cargo de la embajada de Ecuador en Londres. Incluso, esta compañía privada, UC Global, colaboró con la Agencia Central de Inteligencia (CIA) luego de ser contratada por el servicio de inteligencia de Ecuador.
Para el 11 de abril de 2018, día de la expulsión de Assange, Duncan ya sabía lo que iba a suceder. Con rapidez siguió toda la detención del fundador de WikiLeaks desde una sala de operaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña.
“De repente, el juego está en marcha: me dijeron que Assange saldrá de la embajada [ecuatoriana] hoy. De modo que dejo todo y me dirijo a la Sala de Operaciones en la parte superior del Ministerio de Relaciones Exteriores. La Operación Pelícano está en marcha, debidamente asistida por un funcionario que lleva una corbata con motivos de pelícano “. escribió en su diario revelado por Declassifieduk.
En junio de 2019, el propio Duncan organizó una fiesta en su oficina para festejar el encarcelamiento de Assange. A cada uno de los partícipes le dio una foto firmada del día de la detención.
En julio de 2019, el canciller le agradeció en persona a Lenin Moreno, en una visita a Ecuador. “Le di un hermoso plato de porcelana de la tienda de regalos del Palacio de Buckingham. El trabajo está hecho”, escribió en su diario.
“Los costos combinados de los tribunales, los fiscales y la prisión utilizados para el caso de extradición de Assange ascienden a 433 mil dólares”, según la estimación de Declassifieduk sobre lo gastado por Gran Bretaña en el caso Assange.
De más está decir; que la justicia británica ordenó la extradición de Assange a un país, Estados Unidos, que planeó asesinarlo en 2017 a través de la Agencia Central de Inteligencia. EE.UU. considera a WikiLeaks, además, un “servicio de inteligencia hostil”.
Torció testigos en su contra, como el hacker islandés, Sigurdur “Siggi” Thordarson, quien dice haber mentido cuando dijo que el director de WikiLeaks le había ordenado robar información confidencial de políticos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte. Según el hacker, su declaración fue a cambio de un acuerdo de inmunidad con el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Acusó de violación a Assange en Suecia en un caso donde la “evidencia no era lo suficientemente fuerte como para presentar una acusación formal”, según la Fiscalía Sueca. El caso se cayó ni bien Assange fue detenido en Gran Bretaña.
Por todo esto, y más, la persecución contra Assange es uno de los mayores ataques a la libertad de expresión y al periodismo internacional.
Si te gusto este post, conviértete en suscriptor pago para que pueda invertir más tiempo en generar contenido. Esta publicación pasa por un momento crítico de sostenibilidad por lo que necesita de suscriptores pagos para mantenerse en el tiempo. Si deseas hacerlo de otra forma, también puedes por paypal. Si lo haces, podré pasar de dos a tres publicaciones semanales.
Saludos.